Las palabras cargadas de energía tienen el poder de crear o destruir relaciones y la capacidad de crear situaciones acorde a lo que dices. Tus palabras moldean una situación en un momento determinado.
El poder de las palabras es innegable en nuestras vidas. Como creyentes, debemos ser conscientes del impacto que nuestras palabras pueden tener y aprender a usarlas con sabiduría y amor.
El apóstol Pablo escribió: "Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes" (Efesios four:29). La palabra griega traducida como "corrompida" significa "podrido" o "sucio" y originalmente hacía referencia a las frutas y verduras podridas.
Es importante recordar que nuestras palabras no solo tienen un impacto en los demás, sino también en nosotros mismos. Las palabras negativas que pronunciamos pueden contaminar nuestra mente y afectar nuestra percepción de la realidad.
“El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu son vida”
Esto nos muestra que nuestras palabras deben ser un medio de aliento y apoyo para los demás, y no una fuente de crítica o negatividad.
Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios.
Por lo tanto, es importante ser conscientes de cómo utilizamos nuestras palabras y esforzarnos por utilizarlas de manera positiva y constructiva.
Al ponerse en el lugar de los demás y considerar sus sentimientos, podemos elegir palabras que sean edificantes y alentadoras.
Cuando aprendemos a hablar palabras de amor, aliento y compasión hacia los demás, estamos reflejando el amor de Dios en nosotros. Debemos recordar que nuestras palabras pueden tener un impacto duradero en la vida de las personas, por lo que debemos usarlas con cuidado y responsabilidad.
Nuestra confesión de fe en la Palabra de Dios tiene un impacto directo en nuestra vida espiritual y emocional. Debemos aprender a declarar las promesas de Dios sobre nosotros y sobre nuestra situación, confiando en que Su Palabra nunca falla y que tiene el poder de cumplirse en nuestra vida.
Nuestras palabras pueden ser una fuente de aliento para los demás. En Efesios four:29, se nos insta a hablar palabras que edifiquen y sean beneficiosas para los demás.
El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.
Cada sector y grupo de personas se expresan con palabras diferentes, los ricos, clase media y pobres usan palabras diferentes, al igual que los doctores, contadores y abogados, cada uno poder de la palabra tiene un grupo de palabras que los convierte en conocedores del tema.